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¿PIENSAS CON EL CEREBRO O CON LA MENTE?

Las personas no solemos diferenciar entre la mente y el cerebro. Es por esto que no sabemos resolver muchos de nuestros problemas.

El primer paso para diferenciarlos, de hecho es aceptar, reconocer e integrar que no son lo mismo.

Cuando podemos distinguir entre usar la mente y usar el cerebro, tenemos más posibilidades de mejorar cualquier situación.

Normalmente usamos más la mente que el cerebro y no podemos discernir entre el pensamiento físico del cerebro, o el pensamiento no físico de la mente.

El cerebro no suele cometer equivocaciones, es mejor que cualquier computadora creada por el ser humano. Usa un lenguaje binario de fuerte y débil que podría ser equivalente a 1 y 0.

Cuando comparamos entre: fuerte (1) y débil (0), podemos detectar la debilidad prioritaria, es decir la opción más débil, en cualquier situación, mejorándola al instante.

Para llevar a cabo esto, no es necesario creer, tener fe, esperanza, meditar, rezar, visualizar, imaginar, filosofar, ni tampoco hacer investigaciones, análisis o estudios.

Los resultados hablan por sí mismos, la experiencia de cambio es directa y prácticamente automática. Si hay un dolor, éste se erradica sin necesidad de creer en que esto va a suceder, simplemente ocurre.

Es tan simple que se vuelve complicado para una sociedad mental en dónde tendemos a volver las cosas difíciles para considerarlas "valiosas".